"Te mantendrás firme por la justicia y no tendrás que temer a la opresión; el terror no se te acercará.
Si alguien te ataca, no será de parte mía; el que se lance contra ti,
como se trata de ti, caerá."
Is 54, 14-15
Querid@s herman@s:
Hoy estamos a las vísperas del Día Internacional de la Mujer, y como todos estos años, me acerco a udes para invitarlos a reflexionar sobre la mujer, sobres los gozos y los dolores que por su condición ha experimentado.
En el mundo, mañana, se conmemorará este día con una marcha convocada por colectivos de distintos países que fue llevada a cabo desde y a través de las redes sociales y que genera distintas reacciones a favor y en contra.
En toda esta corrida de enfrentamientos, posturas frente al aborto, búsqueda de una mayor seguridad frente a los femicidios, etc.; se encuentran las víctimas reales: las que mueren día a día por violencia familiar, las que deben enfrentar solas un embarazo adolescente y cuya única solución (es lo que les dicen) es matar el/la niñ@ que lleva en su vientre, las que son violadas y ultrajadas por la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, las que se exponen a perder su trabajo que en la mayoría de los casos son remunerados con porcentajes de hasta el 30% menos por ser mujeres y tener hij@s, las que vienen siendo relegadas por su condición de mujeres de pueblos originarios, etc..y así una infinidad de situaciones.
Particularmente, creo que está faltando en nuestra sociedad una voz, una acción transformadora: y esa voz es la voz del Evangelio, la voz de Jesucristo. Y Esta Voz, herman@s, es la voz que los católicos, y en nuestro caso l@s franciscan@s seglares hemos profesado proclamar (Regla Cap II, 4).
Ciertamente, estamos en contra de la legalización del aborto por ser un atentado contra la vida tanto de la madre, a la cual le dejará secuelas psicológicas y cuando no físicas (lo considero uno de los mayores exponentes de la violencia hacia la mujer), sino también el asesinato de una enorme cantidad de inocentes que no llegarán a ver el sol, ni tendrán la posibilidad desarrollar el plan que Dios tiene pensado y soñado para cada uno de los seres que Él ha creado. Pero también veo que como Orden estamos adolesciendo, con respecto a este tema, de una fuerte tendencia hacia la queja que no va acompañada de la acción preventiva o reparadora.
Querid@s herman@s: Abramos los ojos del cuerpo y del Espíritu. Miremos con atención los signos de los tiempos y reflexionemos en nuestras fraternidades sobre estas situaciones que se están dando en este mundo que habitamos y cuáles son las prácticas concretas que debemos abordar. Porque nuestro Señor fue muy claro cuando dijo: "...si no hablan los hijos, haré hablar a las piedras..." (Lc 19,40).
Busquemos respuestas, unámonos a diferentes colectivos y organizaciones sociales que promueven la vida y cooperemos en la concientización de la sociedad, de l@s niños y niñas para que se generen entre ell@s la empatía fraterna que nuestr@s padres Francisco y Clara de Asís, supieron mostrar a las personas de su tiempo, a pesar de prejuicios y persecusiones que sufrieron.
Y como última reflexión, les quiero dejar las palabras de una homilía de Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco sobre el lugar de la mujer en la vida cotidiana de nuestra sociedad: aqui les dejo el link que hace referencia al texto de la homilía:
"La explotación de las personas es un crimen
de lesa humanidad, es verdad.
Pero la explotación de la mujer
es un crimen mayor,
porque destruye la armonía que Dios ha querido dar al mundo"
Bajo el amparo de nuestra Santísima Madre la Virgen María, testimonio de amor, de entrega y armonía que, sabiendo ser una mujer de su tiempo, dió la respuesta tan esperada desde la creación de los tiempos, dio el SÏ que nos trajo a nuestro Hermano y Salvador, nuestro Señor Jesucristo. Pidámosle a nuestra querida Madre, ser mujeres y varones de nuestro tiempo, que responda con celeridad y solidaridad a la necesidades de nuestr@s herman@s. (CCGG art 18, 1-4)
Les dejo un fraternal abrazo a todas las mujeres de la Orden Franciscana Seglar de parte mía y del Consejo Nacional, y un enorme gracias a todos los varones que saben vernos y tratarnos como hermanas...
¡Un abrazo fuerte en Cristo, Fco y Clara de Asís!
¡Feliz Día de la Mujer!
¡Bendiciones hasta el Cielo!
¡Paz y Bien!
Miriam Beccar OFS
Responsable del Servicio de JPIC
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