Padre
Nuestro (Oración por el Día de los Padres)
Padre nuestro que estás en la tierra, dador de nuestra
sangre y de nuestras raíces. Padre que sacrificaste tus sueños para regalarnos
el pan nuestro de cada día. Padre amoroso que donaste tu calor cotidiano, la
mano que me sostuvo cuando tropecé en mis primeros pasos. Padre amigo que compartió
nuestros pesares, que nos guió en la infancia y en los errores de la juventud.
Padre en cuyo pecho encontré la seguridad, que me arrulló con canciones de cuna
y me contó historias de criaturas que siempre eran rescatadas por sus padres.
Padre dulcísimo que nos tendía los brazos y escuchaba nuestros balbuceos
después del trabajo. Padre maestro que me enseñó a leer y me llenó el alma de
misterios. Padre soñador y dadivoso, marginado a veces por otros hombres que
nunca supieron ser padres. Padre maternal que dejó en mi plato su comida,
fingiendo no estar hambriento en un país eternamente hambreado. Padre del que
renegamos durante la adolescencia, cuando ese huracán rebelde que azotaba
nuestro espíritu no dejaba escuchar razones ni consejos. Padre cuyo amor
reconozco en las historias infinitas que cuentan los libros…... Padre guardián
que me enseñó a mirar el rostro aparentemente afable de la gente y a escuchar
más allá de los elogios. Padre cuya voz quisiéramos escuchar en cualquier
encrucijada y por eso nos quedamos inmóviles, inmóviles, apenas sin respirar…
Padre al que comencé a imitar sin darme cuenta, cuyas palabras repetí a otros
como propias sin querer reconocer que, antes de pasar por mi boca, habían
llegado a mí desde tu amoroso corazón. Padre del cual nos alejamos por diversas
y dolorosas razones ―por estudio, por un trabajo o cualquier otra causa
que nos deparó la vida. Padre eterno al que siempre regreso en mis instantes de
tristeza, con el que converso en la soledad de mis pensamientos. Padre que me
abraza de nuevo y me canta palabras de consuelo. Padre al que recordamos en los
momentos de alegría suprema, cuando buscamos en otros esa sonrisa única que
fielmente esperaba allí para alumbrarnos los caminos más oscuros. Padre que aún
me habla en sueños, pese a la distancia y el tiempo. Padre cuyo cariño al final
entendimos en la mirada de nuestros propios hijos. Padre inmenso al que cada
día me parezco más, al que cada día recuerdo más, al que cada día reconozco en
cada pensamiento o acto que emprendo. Padre nuestro al que sentimos más
necesario, a medida que su alma se acerca más a Dios. Padre
mío que estarás en Su gloria. Padre nuestro que estás en mi corazón… NUNCA
DEJARE DE AMARTE EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. Autoría: DAÍNA
CHAVIANO
MUY FELIZ DÍA A TODOS LOS PAPAS QUE INTEGRAN LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR DE TODA NUESTRA REGIÓN Y DE TODAS LAS REGIONES DE NUESTRO PAÍS
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