Este Año Jubilar
extraordinario de la Misericordia, tengamos bien presente que “no puede haber
auténtica búsqueda de la unidad de los cristianos sin fiarse plenamente de la
misericordia del Padre”
El Señor es
“misericordioso”: esta palabra evoca una actitud de ternura como la de una
madre con su hijo. De hecho, el término hebreo usado en la Biblia hace pensar a
las vísceras o también en el vientre materno. Por eso, la imagen que sugiere es
aquella de un Dios que se conmueve y se enternece por nosotros como una madre
cuando toma en brazos a su niño, deseosa sólo de amar, proteger, ayudar, lista
a donar todo, incluso a sí misma. Esa es la imagen que sugiere este término. Un
amor, por lo tanto, que se puede definir en sentido bueno “visceral”.
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